¿Bancas centrales islámicas?
Si el principio de islamización del conjunto de los sistemas bancario y financiero se toma en cuenta, la simple lógica exige que las bancas centrales sean islamizadas también.
Entonces en estas condiciones, el instrumento de la política monetaria y del crédito, que es el tipo de interés, debe desaparecer necesariamente. Tienen que quedar pues, esencialmente los otros tres instrumentos tradicionales que son el coeficiente de reserva, la persuasión moral y la política de mercado abierto. La existencia de un mercado secundario, como la de un mercado monetario interbancario legitimado por el sistema islámico único de finanzas permitiría al ahorrador consagrar una parte mayor de su ahorro a financiar inversiones a largo plazo. Como sabemos, en un sistema convencional, las bancas ajustan su posición, en materia de balance, por el bien del mercado monetario que le da la ocasión de corregir la ausencia de sincronización entre los pagos y los ingresos. En un sistema islámico, una de las actividades principales del mercado monetario sería canalizar el excedente de una institución financiera hacia proyectos compartiendo la ganancia aportada por otra institución financiera. La islamización de la banca central tuvo lugar en Irán y en Pakistán, pero no fue más que un éxito a medias. En Irán la experiencia de la banca central y de su sistema bancario data de los años 80 y 90. Ante todo, por razones no elucidadas, no hubo nunca un mercado secundario en Irán, lo que privó a la banca central o banca Merkazi del segundo instrumento convencional que es la política del mercado abierto.
Entonces en estas condiciones, el instrumento de la política monetaria y del crédito, que es el tipo de interés, debe desaparecer necesariamente. Tienen que quedar pues, esencialmente los otros tres instrumentos tradicionales que son el coeficiente de reserva, la persuasión moral y la política de mercado abierto. La existencia de un mercado secundario, como la de un mercado monetario interbancario legitimado por el sistema islámico único de finanzas permitiría al ahorrador consagrar una parte mayor de su ahorro a financiar inversiones a largo plazo. Como sabemos, en un sistema convencional, las bancas ajustan su posición, en materia de balance, por el bien del mercado monetario que le da la ocasión de corregir la ausencia de sincronización entre los pagos y los ingresos. En un sistema islámico, una de las actividades principales del mercado monetario sería canalizar el excedente de una institución financiera hacia proyectos compartiendo la ganancia aportada por otra institución financiera. La islamización de la banca central tuvo lugar en Irán y en Pakistán, pero no fue más que un éxito a medias. En Irán la experiencia de la banca central y de su sistema bancario data de los años 80 y 90. Ante todo, por razones no elucidadas, no hubo nunca un mercado secundario en Irán, lo que privó a la banca central o banca Merkazi del segundo instrumento convencional que es la política del mercado abierto.