Las finanzas islámicas y la crisis financiera internacional
Las finanzas islámicas preconizan que una economía ética está construida sobre cinco pilares. Organismos de conformidad con la Sharia presentes en todas las instituciones islámicas proceden a validar el carácter islámico de todo producto financiero o transacción financiera. ¿Qué pasó en el caso de la crisis de las sub-primas? Técnicamente, la aplicación estricta de los cinco principios de las finanzas islámicas tiene como consecuencia la prohibición de transacciones que recurren al interés y a la especulación, al mercado secundario de la deuda y se basa en las actividades de producción y de comercio reales. Estas reglas rígidas parecen ser un freno a la creación de productos tóxicos como las sub-primas y una garantía de la estabilidad financiera. En efecto, la crisis de las sub-primas tuvo como origen la concesión de créditos inmobiliarios a una clientela peligrosa, desde el punto de vista de su renta, en relación con sus cargas de reembolso, y sobre el repackaging de estos créditos de base en estructuras financieras muy complejas y arriesgadas. Ahora bien, los créditos hipotecarios arriesgados, es decir, las sub-primas y sus derivados extraídos de las estructuras de la titulización están basados sobre tipos de interés y como la riba está sistemáticamente prohibida en las finanzas islámicas, se hubiera podido seguramente evitar el cocktail explosivo conocido en los Estados Unidos. De hecho, los principios declarados de las finanzas islámicas son la interpretación práctica y la aplicación sobre las finanzas de reglas y de la ley de inspiración religiosa, a saber: el ejercicio y el financiamiento de las actividades sometidas a las reglas morales justas y comunes de los mercados, el ejercicio y el financiamiento de las actividades de la esfera real apoyadas en bienes reales y no a las actividades especulativas apoyadas en títulos financieros, el ejercicio y financiamiento de las actividades respetando la moral islámica, ética y humana; lo que es completamente contrario de la política financiera que estuvo en la base de la crisis de las sub-primas. Las instituciones financieras islámicas están dotadas de consejos científicos para estudiar y dar su acuerdo a la creación de todo producto o instrumento financiero o bancario. Estos consejos, asimilados a los consejos de homologación, están compuestos de eminentes especialistas en economía, en finanzas, en bancos y en religión: los economistas, los financieros y los banqueros se encargan de la parte conceptual y técnica de los productos, los ponen a punto tomando en consideración las necesidades de la sociedad y las exigencias del mercado. Los Ulemas (sabios de la Sharia) y del figh (ciencia del libro santo) y del Hadifh (ciencia de la palabra profética), se ocupan de la parte teológica de estos productos y de su conformidad a los preceptos de la ley Coránica. La prohibición de la riba, de la bai´a al gharar y del iklinar pretende, de hecho, hacer entrar la competencia y la competitividad en la esfera económica real y no en la esfera financiera virtual y constituye igualmente una fuente de estabilidad del sistema financiero. Esa prohibición trata también de canalizar directamente sin intermediarios el ahorro hacia las inversiones reales y materiales y en fin, a privar a los especuladores de las sumas necesarias para llevas a cabo sus transacciones inmateriales y sin valor añadido real. Sobre estos fundamentos, y con el acuerdo previo del consejo islámico de homologación, todos los productos, de la banca y de las finanzas islámicas se han desarrollado alrededor de la noción de sociedad charika y de comercio tidjara. Nos encontramos así sobre los principios de las mucharakay de las mudaraka, es decir, el principio de reparto de las ganancias y del riesgo mutuo o en árabe al-ghunm bi al-ghurm. Finalmente hay los sukuks y los gard hassan. Los sukkuks son títulos adosados a un activo o a un proyecto de una empresa ejerciendo en conformidad con las leyes islámicas. Sus ingresos están constituidos de beneficios generados por este activo o este proyecto. Estos títulos se apoyan, pues, en una aproximación de fluctuación sin tener en consideración el valor líquido del activo subyacente. El gard hassan o literalmente el crédito-bonus, es un producto islámico asimilado a las subvenciones de los Estados. Son una clase de créditos reservados a los necesitados de la sociedad islámica y que corren a cargo de las autoridades islámicas y son destinados al financiamiento de los proyectos de creación de actividades y empleos sociales sin intereses, ni comisiones. Pero, ¿es que a causa de esto, las instituciones islámicas han resistido mejor a la crisis? Aunque sean muy sesgadas, las bancas islámicas evolucionan en un medio ambiente financiero mundializado, y deben soportar los avatares del momento. Hay que mencionar, pues, que ellas también han sido tocadas, aunque de manera moderada, por la escasez del crédito y la sequedad de los mercados interbancarios en términos de liquidez, inmediatamente después de la quiebra de las grandes instituciones americanas y europeas.